lunes, 5 de enero de 2009

Dos puños distintos

Dos de mis conocidos comunistas me hacen pensar. Ambos son hombres de edad parecida, padres de familia, y viven en la misma ciudad.
Uno es un taciturno y sesudo. Si se le pincha, habla de política apasionadamente, pero, en general, vive su ideología con discreción absoluta.
El otro es efusivo y parlanchín. Cuando habla de política, lo hace a todo volumen, a base de chistes y machaconería, recurriendo a opiniones de eruditos a los que conoce gracias a su sociabilidad. Pero, viendo como vive, la cosa chirría. Una gran casa, ropa cara, ordenadores cada vez más potentes, pantallas más grandes, altavoces más ruidosos...
De haber una revolución proletaria, el primero podría unirse a los sublevados con un saludo y un pequeño gesto con el puño.El segundo haría lo que un viejo vestido de adolescente, que pretende salir de fiesta en el local de moda entre los jóvenes. Pero no estamos hablando de salir de fiesta. Una revolución es cosa seria, y las consecuencias de estar donde no te toca, también.

No hay comentarios:

Publicar un comentario